De donde nacen los héroes?
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De donde nacen los héroes?
Cuando ingrese a mi primer clan me solicitaron como primera prueba para ingresar al mismo, que relate la historia de mi personaje en tono rolero. Mezclar las historia real de mi PJ, con el sendero que le quisiera dar.
Así es como ingresé a las Filas de ElmoreGuardian.
Así Nació Matucho.
Fue algo de lo primero que escribí, no esperen un Best Seller...
Primera parte - De donde nacen los héroes?-
Frío, oscuridad, desconcierto….nada.
De pronto todo estaba a la vista…..todo?
Arrodillado y al instante de pie. Matucho miraba a su alrededor y no podría creer lo que estaba frente a sus ojos. Una gran aurora blanca y sus maestros los esperaban. El arte de la magia le gustaba. Su camino: La Justicia.
Mientras que cumplía las órdenes de sus maestros pensaba y recordaba su antiguo hogar. Mientras cumplía con su deber, su pasado era cada vez más lejano. Y un día, ya no supo más de él. Solo tenía imágenes, momentos de una vida de trabajo muy dura, en la que nunca nada le había llegado por error. Lo cierto era que no sabía en que momento su pasado estaba le pisaba los talones. Porque había algo oscuro en su interior… nada de sus actos lo comprobaba, él sabía que estaba hecho para escalar las alturas de la gloria, que su camino iba ser el mismo que el de su infancia: la entrega y la ayuda desinteresada a todo aquel que la precise. Pero también dudaba de su ambición, cada lucha por una enseñanza en el arte de la magia lo ponía más furioso. No tenía piedad con los orcos, no tenía piedad con ninguna criatura que lo fustigase. Así de dual era su comportamiento: por un lado protegía u aumentaba defensa y ataque a aquel que lo necesitara en las ruinas de Talking, y por el otro su sed de ambición lo cegaba. Caía una y otra vez. Y su semblanza lo forjaba de una manera extraña-. Ya en su mirada algo no iba bien. No le ayudaba a cualquier peregrino que pasara por su lado. Si se merecía y era digo de su acción ahí estaba él. Pero penaba con la indiferencia a la avaricia desmedida de todo humano en las Ruinas.
Pronto algo cambiaría su suerte…Tucuri y Fatura llegaban desde Dark Elven Village para ayudarlo.
Pero todavía algo le esperaba algo mejor: en su regreso desde el Obelisco de la Victoria, una muralla de asesinos le impedía el paso a su pueblo en Talking. Su poder no se comparaba con el de ellos. La batalla empezó, poco a poco iban huyendo los sangrientos, pero uno solo, bastaba y sobraba como para cargarse con el pueblo entero. Matucho organizó un batallón pero fue en vano. Gastaron toda su energía, peleó hasta el último de los humanos, pero uno por uno dejaba su huella en el fango. De pronto una luz altero el destino, y el asesino desapareció como un rayo: Eodred llegaba…
Segunda parte-
El Consejero había despejado su camino y la luz aparecía nuevamente por la isla.
Su aventura continuaría con la ayuda de dos de sus amigos: Tucuri y Fatura. En su génesis tendrían lazos de sangre, o quien sabe, algo en común. La elfa Tucuri llevaba una fuerza superior a Matucho, y Fatura, ese elfo a quien le sonreían los viento, una fuerza similar. El trío se aventura hacia las ruinas, dejando atrás la cobardía. Ellos peleaban por algo más que el dinero. Ellos peleaban por su amistad.
En el interior de esas mudas paredes, el aire sofocaba las gargantas de los visitantes, el peligro crecía de la mano del sufrimiento, y sus cansados cuerpos merecían un descanso. Ya casi sin aliento, divisan en la oscuridad un peligro para ellos mayor. Ese demonio reconocido por aquel que se adentre en las, ruinas acechaba sus espaldas. Y lo peor sucedió. Fatura cae fatalmente herido y Tucuri desaparece. Rodeado por lo macabro parecía irremediable su final. Matucho moriría. Sus armas obsoletas no se comparaban con la de sus enemigos, su pobre willow verde estaba casi deshecho y el veneno de las arañas tenía el efecto esperado. Cuando se pudo poner de pie, ya nada le quedaba. Sus fuerzas se perdían, y su magia lo abandonaba. Entonces sus caminos se cruzaron. Quiksilver despeja su camino, recobra sus fuerzas de una manera impensada, y le ofreció algo que nadie había hecho hasta ahora:tiempo. Con un Cedar autentico, Matucho se libra del mal y bendice a Quik. Era un gran mago y guerrero. Y promete devolver la gentileza. Hecho este juramento, se despiden y siguen sus propios caminos. Tucuri se reencuentra, pero Fatura cae en el olvido
Tercera parte- De donde nacen los héroes?-
Reunido lo que quedó de su comunidad, buscan un lugar seguro para un merecido descanso.
-Dice Tucuri- estás renovado, al parecer no necesitas mi ayuda…tendremos que seguir caminos distintos, pero se que podremos sumar fuerzas en Gludin. Allí habla con Priest Zigaunt en la iglesia de Gludin. Decidirás tu suerte a tu manera. Pero nuestro objetivo es mayor, la necesidad imperiosa. Debes proteger a los tuyos, tu camino empieza con la Letter of Order y los libros los puedes obtener con Simplon.
Matucho escucha atentamente los pasos a seguir en su “nueva orden” y siente con recelo que algo lo empujaba hacia otro destino. La oscura habitación en donde recuperaban su aliento le recordaba su contradicción. Pero por otro lado, Tucuri era de su máxima confianza, y sus consejos lo habían llevado siempre por buen camino.
-Matucho- bien, creo que tienes razón. Un nuevo Cleric caminará por Aden.Nos veremos en Gludin y que los dioses te protejan!
Un ademán de sus manos, y el aire viciado achicaba sus figuras en la oscuridad.
Pronto Matucho empieza su recorrido de regreso cuando divisa una larga fila de esqueletos acechando en las sombras. Eran demasiados para él. Y es en ese momento cuando unas garras enormes chillan contra las espadas que empuñaban de las Calaveras. La figura enorme se cargó con todos sus enemigos.
-Matucho- Gracias por todo! ¿Cuál es tu nombre?
Una vos seca y fuerte rompe el silencio y su enorme cuerpo se logra divisar
Krolon, el orco!
Krolon era un orco noble. Su camino solitario y amargo, pero su corazón era limpio. Sus aventuras lo habían llevado hasta la Isla para combatir con Nerkas. Y a partir de ese momento el orco decide prestar su ayuda al Humano. Días son los que pasa entrenado al Mago. Con la presencia de Krolon, el miedo estaba de su lado, las bestias huían de sus garras y Matucho adquirió gran experiencia. Su amistad era la más extraña. Y el Orco no reparó un solo momento en ello. Dejó de lado los prejuicios entre razas y valoró los principios con los que se encontró. Por fin luego de meses, Ambos salen a las praderas de la Isla y dividen sus caminos con alegría. Los dos sabían que habían encontrado a un ser de confianza.
Así es como ingresé a las Filas de ElmoreGuardian.
Así Nació Matucho.
Fue algo de lo primero que escribí, no esperen un Best Seller...
Primera parte - De donde nacen los héroes?-
Frío, oscuridad, desconcierto….nada.
De pronto todo estaba a la vista…..todo?
Arrodillado y al instante de pie. Matucho miraba a su alrededor y no podría creer lo que estaba frente a sus ojos. Una gran aurora blanca y sus maestros los esperaban. El arte de la magia le gustaba. Su camino: La Justicia.
Mientras que cumplía las órdenes de sus maestros pensaba y recordaba su antiguo hogar. Mientras cumplía con su deber, su pasado era cada vez más lejano. Y un día, ya no supo más de él. Solo tenía imágenes, momentos de una vida de trabajo muy dura, en la que nunca nada le había llegado por error. Lo cierto era que no sabía en que momento su pasado estaba le pisaba los talones. Porque había algo oscuro en su interior… nada de sus actos lo comprobaba, él sabía que estaba hecho para escalar las alturas de la gloria, que su camino iba ser el mismo que el de su infancia: la entrega y la ayuda desinteresada a todo aquel que la precise. Pero también dudaba de su ambición, cada lucha por una enseñanza en el arte de la magia lo ponía más furioso. No tenía piedad con los orcos, no tenía piedad con ninguna criatura que lo fustigase. Así de dual era su comportamiento: por un lado protegía u aumentaba defensa y ataque a aquel que lo necesitara en las ruinas de Talking, y por el otro su sed de ambición lo cegaba. Caía una y otra vez. Y su semblanza lo forjaba de una manera extraña-. Ya en su mirada algo no iba bien. No le ayudaba a cualquier peregrino que pasara por su lado. Si se merecía y era digo de su acción ahí estaba él. Pero penaba con la indiferencia a la avaricia desmedida de todo humano en las Ruinas.
Pronto algo cambiaría su suerte…Tucuri y Fatura llegaban desde Dark Elven Village para ayudarlo.
Pero todavía algo le esperaba algo mejor: en su regreso desde el Obelisco de la Victoria, una muralla de asesinos le impedía el paso a su pueblo en Talking. Su poder no se comparaba con el de ellos. La batalla empezó, poco a poco iban huyendo los sangrientos, pero uno solo, bastaba y sobraba como para cargarse con el pueblo entero. Matucho organizó un batallón pero fue en vano. Gastaron toda su energía, peleó hasta el último de los humanos, pero uno por uno dejaba su huella en el fango. De pronto una luz altero el destino, y el asesino desapareció como un rayo: Eodred llegaba…
Segunda parte-
El Consejero había despejado su camino y la luz aparecía nuevamente por la isla.
Su aventura continuaría con la ayuda de dos de sus amigos: Tucuri y Fatura. En su génesis tendrían lazos de sangre, o quien sabe, algo en común. La elfa Tucuri llevaba una fuerza superior a Matucho, y Fatura, ese elfo a quien le sonreían los viento, una fuerza similar. El trío se aventura hacia las ruinas, dejando atrás la cobardía. Ellos peleaban por algo más que el dinero. Ellos peleaban por su amistad.
En el interior de esas mudas paredes, el aire sofocaba las gargantas de los visitantes, el peligro crecía de la mano del sufrimiento, y sus cansados cuerpos merecían un descanso. Ya casi sin aliento, divisan en la oscuridad un peligro para ellos mayor. Ese demonio reconocido por aquel que se adentre en las, ruinas acechaba sus espaldas. Y lo peor sucedió. Fatura cae fatalmente herido y Tucuri desaparece. Rodeado por lo macabro parecía irremediable su final. Matucho moriría. Sus armas obsoletas no se comparaban con la de sus enemigos, su pobre willow verde estaba casi deshecho y el veneno de las arañas tenía el efecto esperado. Cuando se pudo poner de pie, ya nada le quedaba. Sus fuerzas se perdían, y su magia lo abandonaba. Entonces sus caminos se cruzaron. Quiksilver despeja su camino, recobra sus fuerzas de una manera impensada, y le ofreció algo que nadie había hecho hasta ahora:tiempo. Con un Cedar autentico, Matucho se libra del mal y bendice a Quik. Era un gran mago y guerrero. Y promete devolver la gentileza. Hecho este juramento, se despiden y siguen sus propios caminos. Tucuri se reencuentra, pero Fatura cae en el olvido
Tercera parte- De donde nacen los héroes?-
Reunido lo que quedó de su comunidad, buscan un lugar seguro para un merecido descanso.
-Dice Tucuri- estás renovado, al parecer no necesitas mi ayuda…tendremos que seguir caminos distintos, pero se que podremos sumar fuerzas en Gludin. Allí habla con Priest Zigaunt en la iglesia de Gludin. Decidirás tu suerte a tu manera. Pero nuestro objetivo es mayor, la necesidad imperiosa. Debes proteger a los tuyos, tu camino empieza con la Letter of Order y los libros los puedes obtener con Simplon.
Matucho escucha atentamente los pasos a seguir en su “nueva orden” y siente con recelo que algo lo empujaba hacia otro destino. La oscura habitación en donde recuperaban su aliento le recordaba su contradicción. Pero por otro lado, Tucuri era de su máxima confianza, y sus consejos lo habían llevado siempre por buen camino.
-Matucho- bien, creo que tienes razón. Un nuevo Cleric caminará por Aden.Nos veremos en Gludin y que los dioses te protejan!
Un ademán de sus manos, y el aire viciado achicaba sus figuras en la oscuridad.
Pronto Matucho empieza su recorrido de regreso cuando divisa una larga fila de esqueletos acechando en las sombras. Eran demasiados para él. Y es en ese momento cuando unas garras enormes chillan contra las espadas que empuñaban de las Calaveras. La figura enorme se cargó con todos sus enemigos.
-Matucho- Gracias por todo! ¿Cuál es tu nombre?
Una vos seca y fuerte rompe el silencio y su enorme cuerpo se logra divisar
Krolon, el orco!
Krolon era un orco noble. Su camino solitario y amargo, pero su corazón era limpio. Sus aventuras lo habían llevado hasta la Isla para combatir con Nerkas. Y a partir de ese momento el orco decide prestar su ayuda al Humano. Días son los que pasa entrenado al Mago. Con la presencia de Krolon, el miedo estaba de su lado, las bestias huían de sus garras y Matucho adquirió gran experiencia. Su amistad era la más extraña. Y el Orco no reparó un solo momento en ello. Dejó de lado los prejuicios entre razas y valoró los principios con los que se encontró. Por fin luego de meses, Ambos salen a las praderas de la Isla y dividen sus caminos con alegría. Los dos sabían que habían encontrado a un ser de confianza.
Re: De donde nacen los héroes?
Cuarta parte- De donde nacen los héroes?-
El paso estaba libre hacia el puerto de Talking, y las monedas que había juntado le bastaban con el viaje que iba a emprender. El viento no estaba a su favor, pero eso no lo desanimaba en absoluto. Las maderas se retuercen al paso del Mago y la aventura se abre sin saber de su futuro. El viaje se hace largo y por fin llega al puerto de Gludin. Matucho no encuentra a Tucuri, y empieza a recorrer ese nuevo mundo para él. Solo tenía la premisa del camino hacia Gludio, lugar en el que iba a poder encontrar lo que necesitaba para armarse de nuevas y mejores defensas, aprender lo necesario, y probar suerte en el comercio (algo que nunca fue de su agrado).
Las trompetas sonaban y las banderas flamean en el Castillo de Gludin. El pueblo se encontraba a pocos kilómetros y Matucho detiene su marcha. Lo que veían sus ojos no tenía comparación con su pobre experiencia. Todas las razas estaban ahí. Humanos, Elfos oscuros y Elfos de la Luz, Enanos y Orcos caminaban y ofrecían mercadería por doquier. También Ofrecían Hostilidad hacia la menor mirada de cualquiera que este dispuesto a perder su tiempo. La gresca en las puertas de Gludio no le gustó a Matucho, que decidió terminar lo antes posible con sus asuntos e ir ligero de peso hacia sus propios destinos. Asesinos merodeaban la zona y entendió que las cosas no eran como pensaba. Los límites de su mundo estaban atrás, él era uno más entre tantos aprendices de la magia, y su esfuerzo iba a ser mucho. Sortear a los asesinos, sin perder el tiempo, y tragar saliva entre tanta injusticia era algo nuevo para él. No había códigos en ese lugar. Pronto llegó por indicaciones de un viejo pergamino a tierras donde el final de su entrenamiento estaría listo: Despair y Agony. Tierra de muertos.
Su aventura comienza con una batalla agotadora, hasta que sus heridas no le permitieron seguir. El lugar estaba infectado por zombis, pero eran fáciles de derrotar. Su poder iba en aumento. Pero no estaba todo dicho, el mago tropieza en un barranco de Agony fruto de su confianza excesiva y cae en el medio de esa ciudad tenebrosa. Se había confiado demasiado, y lo pagaría con la muerte. Rodeado por los que desean la vida, es arrinconado una vez más en su corta carrera de mago. Cuando finalmente cae recibe un flechazo en su pierna, gira lentamente su rostro y ve su final en forma de Blanco. El arquero de huesos lo medía en su tiro final, cuando una vez más la suerte le sonrió: Un gran Wizard envuelve en llamas a su atacante y cura las heridas de Matucho.
-Matucho: gracias, una vez más tengo a los dioses de mi lado.
-no creo que ellos estén de mi lado-dice el Wizard.
-Matucho: cual es tu nombre??
Pepeillo. Dice.
-Matucho: te agradezco tu ayuda, quieres un pedazo de pan?
-Pepeillo: no gracias, tengo el estomago lleno y esto de comer con muertos que me miran no es de mi agrado..
-Matucho: tienes razón.
Pepeillo: Te ayudaré a salir, ven.
Los magos se aventuran a las cercanías de los escombros de la ciudad y encuentran un lugar que inspiraba más confianza.
En su descanso, el relato de Pepeillo era escuchado atentamente por Matucho. Los días que se vivían por ese momento en las tierras de Adén, como era el comercio más conveniente en Gludio, cuales eran las ventajas de cada lugar, todo lo que necesitaban escuchar los oídos del Joven Mago, Pepeillo lo sabía. Hacía tiempo que exploraba Despari y Agony. Todos los secretos de los “muertos”, eran conocidos por Pepeillo. Una vez recuperados salen de su escondite, y sin poder entender lo que sucedía un golpe en la cabeza voltea a matucho. Toda la magia de Pepeillo no podía contenerlos, es que eran muchos los centinelas del Soul……
Quinta parte- De donde nacen los héroes?-
Soul!!!! Grita Pepeillo
El Wizard usa todo su poder de fuego para contener a los centinelas, pero el mismo Soul acechaba a los dos magos. Matucho se reincorpora rápidamente con su cedar como ayuda, y golpea inútilmente al Soul. Ambos sabían el final de la historia, pero especulaban con que la ayuda llegue a tiempo. Al parecer tenían razón, un menjunje de razas rodeó a los heridos Magos y en forma de círculo protegieron sus cuerpos. La ayuda se fortalecía minuto a minuto y en breve solo quedaba el Soul defendiendo su vida. Una vez muerto, unos veinte guerreros se despidieron de Pepeillo. Con un movimiento de su Mano el mismo agradece su gentileza.
-Matucho: cuanta ayuda, como es posible que la respuesta sea tan eficaz?
Pepeillo no hizo comentarios, pero Pronto Matucho advirtió que el Wizard era una persona muy querida en esas tierras. Es que Pepeillo ayudaba a todos los peregrinos que se cruzaran por su camino. Era realmente apreciado por todas las razas del lugar. Todos conocían su nombre, y era un placer devolver el favor que les había hecho en algún momento de sus vidas.
Es así como su entrenamiento siguió juntos. Al cabo de un mes Matucho estaba listo para cumplir con su misión y con un Relic bajo el brazo se disponía realizar su Meta.
Una vez en camino hacia Gludin, Matucho se despide de Pepeillo y el último le ofrece su ayuda en su nueva misión. Matucho agradece y con sus habilidades telepáticas listas para comunicarse en el momento que dispusieran, se despide con un fuerte abrazo de Pepeillo. En el camino, Mahums en cercanías de Abandoned Camp atacaron al Mago. Pero sus habilidades estaban al máximo de su nivel de entrenamiento, y las bestias no recibieron otra cosa que su fin.
Al llegar a Gludin hubo un cambio. Su mente estaba confusa, y sus ideas perdidas. Su opuesto le gritaba cada vez más fuerte, y la seducción a la magia negra aumentaba en cada paso que daba en el pueblo. Al llegar finalmente a la Iglesia del pueblo ocurrió finalmente su transformación. El paso a transformarse en Wizard estaba decidido. Y su interés por el mundo de los muertos era una realidad. No podía mentirse a si mismo y a pesar de ser contradictoria sus acciones, el poder curativo no era de su sumo interés.
Luego de hablar con Parina en la Iglesia, Matucho se dispone a obtener todos los Tokens de los cuatro elementos. Pero no lo iba a hacer solo. Tucuri ya estaba en camino y Pepeillo se presentó de improvisto en la ruta de la elfa Tucuri. Los tres eran un nuevo equipo y la experiencia de Pepeillo bastaba.
Pronto, matucho sería Wizard y un nuevo horizonte se reflejaba en su mente. Había encontrado la paz en su nueva meta, y no opondría sus deseos de conocimiento oscuro a sus acciones de bien.
Sexta parte- De donde nacen los héroes?-
Atrás quedaban los desafios del cambio, y Matucho se despide nuevamente de Tucuri marchando como nuevo colega de Pepe.
El horizonte estaba despejado, y una dulce brizna ayudaba al humor de los viajeros. Agony era otra vez su camino, ya que Pepeillo conocía buenos tesoros escondidos entre los esqueletos que allí habitaban. El fuego de matucho no era tan potente, pero lo suficiente como para quemar cráneos. La noche caía sobre Agony y era el momento del descanso de los Human Wizard. Una luna blanca iluminaba su escondite, por lo que tuvieron que turnarse una guardia para dormir más seguros.
La mañana siguiente comenzó de la peor forma. Matucho estaba solo. Y no había rastros de su amigo. Es que en el último turno tocaba a Pepeillo. Desesperadamente Matucho preguntó a todo auquel que se cruzaba por su camino, pero nada obtuvo.
Nunca más lo vio a Pepeillo. Algunos rumores le llegaron luego de un tiempo. Una historia espeluznante. Supo que Pepe fue robado y asesinado por seres que no tenían conexión con la realidad que él conocía.
La amargura llenó el corazón de Matucho, y su mirada era fría y oscura. Por su sangre corría venganza. Mucho tiempo tuvo que pasar para que una sonrisa se deslizara de su boca. Y todos los días que transcurrieron no fueron los mismos. Su entrenamiento estaba vacío, no recordaba sus objetivos y ya no sabía por que peleaba.
Un día en una taberna de Gludio, mientras tomaba una fría cerveza, Matucho escucho una historia. La de un Clan que se hacía llamar Guardianes de Elmore. Escucho de principios, de amistad y confianza, de una tierra distinta. Mientras algunos lo creían inútil, él sabía de qué estaban hablando. Todo lo que vivió hasta entonces fue recordado por Matucho, y en un momento de lucidez se puso de pie, se acerco hacia la mesa en la que se encontraban dos enanos y les preguntó lo que sabían. Ellos mucho no le pudieron informar, pero le dieron una pista de donde buscar.
El día que partió de Gludio, se animó a cambiar su humor. Vendió lo que no necesitaba, y con mucho esfuerzo obtuvo su Vodooo Dooll. Encontró a un sastre reconocido, y le confeccionó un Set Mystic. Era hora de salir de ahí, ya no tenía nada que lo atara a esas tierras.
Una nueva aventura le esperaba…
El paso estaba libre hacia el puerto de Talking, y las monedas que había juntado le bastaban con el viaje que iba a emprender. El viento no estaba a su favor, pero eso no lo desanimaba en absoluto. Las maderas se retuercen al paso del Mago y la aventura se abre sin saber de su futuro. El viaje se hace largo y por fin llega al puerto de Gludin. Matucho no encuentra a Tucuri, y empieza a recorrer ese nuevo mundo para él. Solo tenía la premisa del camino hacia Gludio, lugar en el que iba a poder encontrar lo que necesitaba para armarse de nuevas y mejores defensas, aprender lo necesario, y probar suerte en el comercio (algo que nunca fue de su agrado).
Las trompetas sonaban y las banderas flamean en el Castillo de Gludin. El pueblo se encontraba a pocos kilómetros y Matucho detiene su marcha. Lo que veían sus ojos no tenía comparación con su pobre experiencia. Todas las razas estaban ahí. Humanos, Elfos oscuros y Elfos de la Luz, Enanos y Orcos caminaban y ofrecían mercadería por doquier. También Ofrecían Hostilidad hacia la menor mirada de cualquiera que este dispuesto a perder su tiempo. La gresca en las puertas de Gludio no le gustó a Matucho, que decidió terminar lo antes posible con sus asuntos e ir ligero de peso hacia sus propios destinos. Asesinos merodeaban la zona y entendió que las cosas no eran como pensaba. Los límites de su mundo estaban atrás, él era uno más entre tantos aprendices de la magia, y su esfuerzo iba a ser mucho. Sortear a los asesinos, sin perder el tiempo, y tragar saliva entre tanta injusticia era algo nuevo para él. No había códigos en ese lugar. Pronto llegó por indicaciones de un viejo pergamino a tierras donde el final de su entrenamiento estaría listo: Despair y Agony. Tierra de muertos.
Su aventura comienza con una batalla agotadora, hasta que sus heridas no le permitieron seguir. El lugar estaba infectado por zombis, pero eran fáciles de derrotar. Su poder iba en aumento. Pero no estaba todo dicho, el mago tropieza en un barranco de Agony fruto de su confianza excesiva y cae en el medio de esa ciudad tenebrosa. Se había confiado demasiado, y lo pagaría con la muerte. Rodeado por los que desean la vida, es arrinconado una vez más en su corta carrera de mago. Cuando finalmente cae recibe un flechazo en su pierna, gira lentamente su rostro y ve su final en forma de Blanco. El arquero de huesos lo medía en su tiro final, cuando una vez más la suerte le sonrió: Un gran Wizard envuelve en llamas a su atacante y cura las heridas de Matucho.
-Matucho: gracias, una vez más tengo a los dioses de mi lado.
-no creo que ellos estén de mi lado-dice el Wizard.
-Matucho: cual es tu nombre??
Pepeillo. Dice.
-Matucho: te agradezco tu ayuda, quieres un pedazo de pan?
-Pepeillo: no gracias, tengo el estomago lleno y esto de comer con muertos que me miran no es de mi agrado..
-Matucho: tienes razón.
Pepeillo: Te ayudaré a salir, ven.
Los magos se aventuran a las cercanías de los escombros de la ciudad y encuentran un lugar que inspiraba más confianza.
En su descanso, el relato de Pepeillo era escuchado atentamente por Matucho. Los días que se vivían por ese momento en las tierras de Adén, como era el comercio más conveniente en Gludio, cuales eran las ventajas de cada lugar, todo lo que necesitaban escuchar los oídos del Joven Mago, Pepeillo lo sabía. Hacía tiempo que exploraba Despari y Agony. Todos los secretos de los “muertos”, eran conocidos por Pepeillo. Una vez recuperados salen de su escondite, y sin poder entender lo que sucedía un golpe en la cabeza voltea a matucho. Toda la magia de Pepeillo no podía contenerlos, es que eran muchos los centinelas del Soul……
Quinta parte- De donde nacen los héroes?-
Soul!!!! Grita Pepeillo
El Wizard usa todo su poder de fuego para contener a los centinelas, pero el mismo Soul acechaba a los dos magos. Matucho se reincorpora rápidamente con su cedar como ayuda, y golpea inútilmente al Soul. Ambos sabían el final de la historia, pero especulaban con que la ayuda llegue a tiempo. Al parecer tenían razón, un menjunje de razas rodeó a los heridos Magos y en forma de círculo protegieron sus cuerpos. La ayuda se fortalecía minuto a minuto y en breve solo quedaba el Soul defendiendo su vida. Una vez muerto, unos veinte guerreros se despidieron de Pepeillo. Con un movimiento de su Mano el mismo agradece su gentileza.
-Matucho: cuanta ayuda, como es posible que la respuesta sea tan eficaz?
Pepeillo no hizo comentarios, pero Pronto Matucho advirtió que el Wizard era una persona muy querida en esas tierras. Es que Pepeillo ayudaba a todos los peregrinos que se cruzaran por su camino. Era realmente apreciado por todas las razas del lugar. Todos conocían su nombre, y era un placer devolver el favor que les había hecho en algún momento de sus vidas.
Es así como su entrenamiento siguió juntos. Al cabo de un mes Matucho estaba listo para cumplir con su misión y con un Relic bajo el brazo se disponía realizar su Meta.
Una vez en camino hacia Gludin, Matucho se despide de Pepeillo y el último le ofrece su ayuda en su nueva misión. Matucho agradece y con sus habilidades telepáticas listas para comunicarse en el momento que dispusieran, se despide con un fuerte abrazo de Pepeillo. En el camino, Mahums en cercanías de Abandoned Camp atacaron al Mago. Pero sus habilidades estaban al máximo de su nivel de entrenamiento, y las bestias no recibieron otra cosa que su fin.
Al llegar a Gludin hubo un cambio. Su mente estaba confusa, y sus ideas perdidas. Su opuesto le gritaba cada vez más fuerte, y la seducción a la magia negra aumentaba en cada paso que daba en el pueblo. Al llegar finalmente a la Iglesia del pueblo ocurrió finalmente su transformación. El paso a transformarse en Wizard estaba decidido. Y su interés por el mundo de los muertos era una realidad. No podía mentirse a si mismo y a pesar de ser contradictoria sus acciones, el poder curativo no era de su sumo interés.
Luego de hablar con Parina en la Iglesia, Matucho se dispone a obtener todos los Tokens de los cuatro elementos. Pero no lo iba a hacer solo. Tucuri ya estaba en camino y Pepeillo se presentó de improvisto en la ruta de la elfa Tucuri. Los tres eran un nuevo equipo y la experiencia de Pepeillo bastaba.
Pronto, matucho sería Wizard y un nuevo horizonte se reflejaba en su mente. Había encontrado la paz en su nueva meta, y no opondría sus deseos de conocimiento oscuro a sus acciones de bien.
Sexta parte- De donde nacen los héroes?-
Atrás quedaban los desafios del cambio, y Matucho se despide nuevamente de Tucuri marchando como nuevo colega de Pepe.
El horizonte estaba despejado, y una dulce brizna ayudaba al humor de los viajeros. Agony era otra vez su camino, ya que Pepeillo conocía buenos tesoros escondidos entre los esqueletos que allí habitaban. El fuego de matucho no era tan potente, pero lo suficiente como para quemar cráneos. La noche caía sobre Agony y era el momento del descanso de los Human Wizard. Una luna blanca iluminaba su escondite, por lo que tuvieron que turnarse una guardia para dormir más seguros.
La mañana siguiente comenzó de la peor forma. Matucho estaba solo. Y no había rastros de su amigo. Es que en el último turno tocaba a Pepeillo. Desesperadamente Matucho preguntó a todo auquel que se cruzaba por su camino, pero nada obtuvo.
Nunca más lo vio a Pepeillo. Algunos rumores le llegaron luego de un tiempo. Una historia espeluznante. Supo que Pepe fue robado y asesinado por seres que no tenían conexión con la realidad que él conocía.
La amargura llenó el corazón de Matucho, y su mirada era fría y oscura. Por su sangre corría venganza. Mucho tiempo tuvo que pasar para que una sonrisa se deslizara de su boca. Y todos los días que transcurrieron no fueron los mismos. Su entrenamiento estaba vacío, no recordaba sus objetivos y ya no sabía por que peleaba.
Un día en una taberna de Gludio, mientras tomaba una fría cerveza, Matucho escucho una historia. La de un Clan que se hacía llamar Guardianes de Elmore. Escucho de principios, de amistad y confianza, de una tierra distinta. Mientras algunos lo creían inútil, él sabía de qué estaban hablando. Todo lo que vivió hasta entonces fue recordado por Matucho, y en un momento de lucidez se puso de pie, se acerco hacia la mesa en la que se encontraban dos enanos y les preguntó lo que sabían. Ellos mucho no le pudieron informar, pero le dieron una pista de donde buscar.
El día que partió de Gludio, se animó a cambiar su humor. Vendió lo que no necesitaba, y con mucho esfuerzo obtuvo su Vodooo Dooll. Encontró a un sastre reconocido, y le confeccionó un Set Mystic. Era hora de salir de ahí, ya no tenía nada que lo atara a esas tierras.
Una nueva aventura le esperaba…
Re: De donde nacen los héroes?
Séptima parte- De donde nacen los héroes?-
El sol golpeaba fuertemente las tierras de Gludio y Matucho soportaba el calor agobiante como mejor podía. Siempre ligero de peso, corría a toda velocidad por un bosque cercano al Castillo.
Las grescas de la zona, distrajeron al viajero de su senda, y terminó en una colina que impedía la vista. La curiosidad lo llevó por encima de la misma, y al finalizar su leve escalada encontró una imagen abrumadora: una Torre inmensa se erigía sobre pantanos inmundos, llenos de alimañas escondidas. La Torre de Cruma se imponía cambiando drásticamente el paisaje de la zona. A medida que avanzaba el Mago, el aire se tornaba espeso y el calor se mezclaba con una humedad asfixiante.
Defenderse continuamente de las criaturas de la zona fue su pasatiempo. Las horas pasaban y la soledad le sentaba bien. Al tiempo que se adaptaba al clima, la siniestra tranquilidad despejaba su mente de tristezas pasadas. Con la ayuda de unos blesed Spirit que compró al por mayor a un Enano de Gludio, recuperó el tiempo perdido en sus días de amargura.
Los días pasaron de la misma forma, y Matucho se templaba con el fuego de su magia. En una noche en el segundo círculo de las Afueras de Cruma, encontró luego de liquidar a un Espíritu, un tesoro que supo guardar.
Era hora de hacer uso de sus recursos. Un salto se avizoraba al vender sus reliquias a un viejo Orco de la zona, que vale la pena decir, fue una de los pocos seres vivos de la zona que no lo atacaron.
Bien, listo para emprender un largo viaje hacia el lugar en donde vivían las leyendas de Elmore –pensaba Matucho-. Juntó las pocas cosas que llevaba, y de pronto una luz lo rodeó destellando sus ojos. Sentía como sus defensas estaban al máximo de lo que en su vida había sentido, y una serie de habilidades crecieron en él. Es que alguien más estaba en cruma.
-Matucho: Quiksilver!!!!,
- Quiksilver: hey Matucho, te venieron bien las auras!?
-Matucho: desde luego, pero creo que esto también te vendrá bien a ti.
El wizard se acercaba al Elfo con un obsequio. El mismo que recibió en las cuevas de las Ruinas de Talking. Y el Elfo sorprendido le preguntó que es lo que hacía.
-Quiksilver: debo confesarte algo, en los siglos que me mantienen en pie en estas tierras, pocas fueron las actitudes similares a las tuyas. Pero no es necesario que repares en un gasto. Yo asumí el costo en esa época.
-Matucho: te hice una promesa, y debo cumplirla. No lo tomes a mal, pero es mi intención que aceptes lo que una vez me regalaste.
Fue un gesto que Quiksilver nunca olvidó. Su amistad quedó sellada desde ese día y el gran Elfo nocturno le ofreció una recorrida por el interior de cruma. Fue una de las aventuras más grandes vividas hasta entonces por Matucho. Cientos de héroes de alta reputación le abrían camino. Doblaban sus poderes, pero eso no importaba. Aunque de un solo golpe muriera, eso no le importaba a matucho.
Agradecido por el recorrido, el humano se despide del elfo, y atraviesa los pantanos de cruma, dejando atrás una historia digna de sus memorias.
El sol golpeaba fuertemente las tierras de Gludio y Matucho soportaba el calor agobiante como mejor podía. Siempre ligero de peso, corría a toda velocidad por un bosque cercano al Castillo.
Las grescas de la zona, distrajeron al viajero de su senda, y terminó en una colina que impedía la vista. La curiosidad lo llevó por encima de la misma, y al finalizar su leve escalada encontró una imagen abrumadora: una Torre inmensa se erigía sobre pantanos inmundos, llenos de alimañas escondidas. La Torre de Cruma se imponía cambiando drásticamente el paisaje de la zona. A medida que avanzaba el Mago, el aire se tornaba espeso y el calor se mezclaba con una humedad asfixiante.
Defenderse continuamente de las criaturas de la zona fue su pasatiempo. Las horas pasaban y la soledad le sentaba bien. Al tiempo que se adaptaba al clima, la siniestra tranquilidad despejaba su mente de tristezas pasadas. Con la ayuda de unos blesed Spirit que compró al por mayor a un Enano de Gludio, recuperó el tiempo perdido en sus días de amargura.
Los días pasaron de la misma forma, y Matucho se templaba con el fuego de su magia. En una noche en el segundo círculo de las Afueras de Cruma, encontró luego de liquidar a un Espíritu, un tesoro que supo guardar.
Era hora de hacer uso de sus recursos. Un salto se avizoraba al vender sus reliquias a un viejo Orco de la zona, que vale la pena decir, fue una de los pocos seres vivos de la zona que no lo atacaron.
Bien, listo para emprender un largo viaje hacia el lugar en donde vivían las leyendas de Elmore –pensaba Matucho-. Juntó las pocas cosas que llevaba, y de pronto una luz lo rodeó destellando sus ojos. Sentía como sus defensas estaban al máximo de lo que en su vida había sentido, y una serie de habilidades crecieron en él. Es que alguien más estaba en cruma.
-Matucho: Quiksilver!!!!,
- Quiksilver: hey Matucho, te venieron bien las auras!?
-Matucho: desde luego, pero creo que esto también te vendrá bien a ti.
El wizard se acercaba al Elfo con un obsequio. El mismo que recibió en las cuevas de las Ruinas de Talking. Y el Elfo sorprendido le preguntó que es lo que hacía.
-Quiksilver: debo confesarte algo, en los siglos que me mantienen en pie en estas tierras, pocas fueron las actitudes similares a las tuyas. Pero no es necesario que repares en un gasto. Yo asumí el costo en esa época.
-Matucho: te hice una promesa, y debo cumplirla. No lo tomes a mal, pero es mi intención que aceptes lo que una vez me regalaste.
Fue un gesto que Quiksilver nunca olvidó. Su amistad quedó sellada desde ese día y el gran Elfo nocturno le ofreció una recorrida por el interior de cruma. Fue una de las aventuras más grandes vividas hasta entonces por Matucho. Cientos de héroes de alta reputación le abrían camino. Doblaban sus poderes, pero eso no importaba. Aunque de un solo golpe muriera, eso no le importaba a matucho.
Agradecido por el recorrido, el humano se despide del elfo, y atraviesa los pantanos de cruma, dejando atrás una historia digna de sus memorias.
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